Es una de las especies más clásicas y difundidas de chiles.
Perfecto para conservar en vinagre (encurtido), comerlo fresco, tanto no maduro, en color verde o como maduro en color rojo crudo en una ensalada, asado, frito en cientos de recetas que van perfectamente con el chile serrano. Os recomendamos que los probéis de la forma más sencilla con un huevo estrellado.